enamorado
Debo confesar que he soñado que muero y te veo llorando aislada de todos a los que quiero. En mi funeral vi más gente de la que imaginé, me marginé de la vorágine; me fijé que en verdad me tenían fe; pero defraudé, claudiqué; destrocé pulmones, hígado y tabique. ¿Quieres saber por qué? Es que precisamente porque a nada le encontré el porqué y porque aunque tuve con qué luchas siempre flaqueé...
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