Aquella noche estaba perfecta. Pero como era de costumbre, mi mente estaba totalmente revuelta y confundida. No sabia si era eso lo que quería.
¿Realmente era lo que necesitaba?
Ninguna palabra logró salir con claridad de mi boca. Sabía que si decía algo me quebraría en mil pedazos igual que una hoja en otoño (por cierto, era otoño).
Fui dura como una roca, así con cara de que nada me importaba... La verdad es que en ese momento no sabía si me importaba o no; sólo cuando me levanté supe lo que estaba pasando y aún así seguía sin entender por qué.
Las cosas han ido distintas desde entonces, recuerdo que dije que iba a divertirme un rato con alguien (un cualquiera tan estúpido como para caer) y que si se enamoraba no me interesaría, porque nunca se lo pedí. En fin, me aburrí y lo abandoné, allá él si tiene el corazón destrozado, ya que yo nunca le devolví ni uno de sus te quiero así como el me los regalaba a mi (bastaba para que notara que él no era mi prioridad). Siempre tuve claro que yo pertenecía a otrx y eso no iba a dejar de ser así.
Hoy, 30 de agosto. Sigo igual, parece que fuera diciembre del 2011. Así me siento.
Pero mi rostro no ha cambiado, aún tengo la misma cara de desinterés y no estoy segura si quiero cambiarla. Ni siquiera un buen porro de la 9 me distrae, por el contrario, me hace concentrarme más en el asunto. Gastar $15000 por tres gramos tampoco te sirve, ya no sé que es lo que necesito, bueno si sé, pero no exactamente.
En fin, estoy vacía y sin expresión.
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