Pocos segundos después le propuse terminar con todo, que esto no era reciproco. Que se sintió bien estar entre sus sábanas pero las manos de elx eran mas suaves que sus dientes rompiendo mi cuello, cuello que ya tuvo un dueño que supo como usarlo.
Y es así, de esa forma en la que me desligo de sus orgasmos agitados por las tardes y sus te quiero a los cuales nunca respondí.
Nunca había caído tan rendida a los pies de alguien. Jamás me había sentido tan débil. Esa necesidad
No hay comentarios:
Publicar un comentario